Todo buen aficionado a cualquier deporte acaba huérfano de ídolos añorando tiempos pasados y héroes de antaño, haciendo recordar a todo aquel que le rodea que todo tiempo pasado fue mejor y (frase “viejuna”), “aquellos sí que eran buenos y no estos”.
El baloncesto es uno de esos deportes. Sombras alargadas de figuras legendarias hacen que anhelemos con todas nuestras fuerzas la irrupción de jugadores que nos hagan escribir, a la gente de nuestra generación, una página más de la historia gloriosa del deporte de la canasta y, claro que sí, poder decir algún día a nuestros nietos: “Yo vi jugar a…”.
El imparable Wilt Chamberlain, los míticos Boston Celtics de Larry Bird y sus duelos con el Show Time de Los Lakers de Magic Jonhson. Los sky-hook de Abdul Jabbar, los B-Boys de Detroit, la «consulta» del Dr.J y Dominique Wilkins, Stockton y Malone y, en el olimpo de la historia, los legendarios Chicago Bulls del Dios de la canasta: Michael Jordan.
Desde la retirada de Jordan, muchos han querido entregar el cetro del basket mundial a multitud jugadores. Flaco favor, ya que las comparaciones son odiosas y Jordan era Jordan. Pero el basket moderno ha cambiado mucho y (frase de mi profe de historia en el instituto), no podemos comparar dos hechos equidistantes en el tiempo.
Hoy día hay muchos jugadores merecedores del trono huérfano de Jordan: Kobe Bryant, Lebron James, Tim Duncan, Shaquille O’Neal… Y hoy nadie dejaría fuera de las quinielas al genio de la bahía de San Francisco, Stephen Curry.
Curry ha revolucionado el mundo NBA en solo un par de años. Figura calmada de chico con los pies en la tierra, domina todas las facetas del juego de manera magistral sin acaparar él solo el juego de su equipo, como sí hacen otros “candidatos a Jordan”.
Él juega y hace jugar. Lidera al equipo campeón, imparable hacia la consecución de todos los récords habidos y por haber, regalando al mundo un juego en equipo rápido y vistoso, que enamora y hace que merezca la pena robarle tiempo al sueño para levantarse y disfrutar con los partidos de los Warriors.
Anotador nato, asistente preciso, play-maker sensacional y, a mi modo de ver, el triplista más letal de todos los tiempos.
Sólo el tiempo dirá si Stephen Curry es merecedor de ser recordado como uno de los mejores jugadores de baloncesto de todos los tiempos. Y sus méritos, récords y títulos serán los que dicten sentencia y le otorguen su puesto en el ranking del olimpo que desde los años 90 lidera Michael Jordan. De momento ya tiene un anillo de campeón.
Pero a todos aquellos amantes del basket que ya peinan canas y vieron jugar a Chamberlain, Julius Ervin, Bird, Magic… y nos dicen aquello de: “yo vi jugar a…” les diré que el día de mañana yo les diré a mis nietos: Yo vi jugar a Michael Jordan, a Shaq y Kobe, a Duncan, a Lebron James, por supuesto vi jugar a PAU GASOL…. Y yo vi jugar a STEPHEN CURRY.
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